lunes, 20 de junio de 2011

precursores de la antropología

EDAD MEDIA
MARCO POLO
A finales del siglo XIII, Venecia seguía siendo una de las mayores potencias comerciales y marítimas del mundo. Era habitual escuchar allí, a la sombra de las cúpulas de ópalo, junto a los suntuosos palacios y a la vista de las doradas góndolas, las historias más extraordinarias y peregrinas. Pero las que contaba maese Marco Polo, recién llegado de los confines del mundo, eclipsaban a todas. Aseguraba haber visto extraer de las entrañas de la tierra, en la China, unas piedras negras que ardían mejor que la leña. Los venecianos, al oírle, se burlaban; para ellos, el carbón de piedra era una cosa de lo más fantástica. También hablaba de otra piedra que podía hilarse como si fuera lana, pero que era incombustible; sus oyentes reventaban de risa: aún más difícil de concebir que el carbón era el amianto. Tampoco le creían cuando describía una fuente que había contemplado en algún país remoto de la que no manaba agua, sino negrísimo aceite: sus conciudadanos no podían siquiera sospechar la existencia de los campos petrolíferos de Bakú.

Sin embargo, no era posible que un hombre, aun dotado de una portentosa fantasía, imaginara todo aquello. Marco Polo había regresado de sus viajes trayendo consigo grandes riquezas, entre las cuales quizás la más valiosa era la experiencia acumulada a lo largo de veinticuatro años de ausencia. Mil peripecias y hechos inverosímiles para sus contemporáneos cruzaban por su mente. Tenía mucho que contar, pues no en balde era uno de los más grandes viajeros que la humanidad ha conocido.

Mohammed Ibn Batuta

Incansable viajero árabe (Tánger, 1304-Fez, 1377). Recorrió a lo largo de su vida más de 120.000 km. El relato de estos viajes (Rihläh), que escribió a partir de 1354, representa una fuente importantísima para conocer la geografía del mundo musulmán en la Edad Media. Partió de Marruecos para cumplir el mandato coránico de peregrinar a La Meca en 1325. Luego recorrió Irak, Irán, Asia Menor, el Yemen, la costa oriental de África, Omán, Ormuz, el Cáucaso, el sur de Rusia, Constantinopla, Turkestán y Afganistán. Entre 1333 y 1342 permaneció en la India, hasta que fue enviado a China por el sultán de Delhi como embajador: en aquel nuevo viaje tocó la costa Malabar, Ceilán, Sumatra, Cantón y Pekín. En 1349 regresó a Marruecos; pero aún emprendió un tercer viaje, que le llevó a recorrer la España musulmana, y un cuarto por los reinos subsaharianos del África negra. Desde 1354 vivió en Marruecos ejerciendo como cadí (juez islámico).



No hay comentarios:

Publicar un comentario